
La noche interminable
Eran las 12:00 de la noche, el sueño me estaba por llegar, los parpados me pesaban en el rostro que ya estaba cansado de lo bien que lo había pasado el día domingo. Mañana seria lunes, tendría que ir a la escuela y me tendría que despertar temprano con ese despertador insoportable que suena cada dos por tres hasta que me levanto. Para colmo luego de despertarme me tendría que bañar lo que me da mucha fiaca porque estoy en la adolescencia y a ningún adolecente le gusta bañarse. También tendría que hacer la tarea de Historia, la típica tarea aburrida de resolver el cuestionario, buscando las respuestas en el libro, un aburrimiento puro, y después tendría que estudiar para una prueba de lengua. Lengua es mi materia preferida pero no me gustan las pruebas, lo que mas me gusta es escribir cuentos. De manera que, por todo esto, me tendría que dormir rápido.
Siempre antes de irme a dormir inspecciono mi cuarto con la mirada desde la cama, ¡qué costumbre loca la mía! ¿No? Ni yo se por qué motivo la sigo utilizando. En la habitación en penumbra no podía ver nada ni siquiera la biblioteca que estaba junto al escritorio que tenia una luz diminuta la cual salía de la computadora, con la que al menos se habría reflejado la existencia de un algún libro de mi pertenecía. Lo único que se escuchaba eran los ruidos que provenían de mi pecera que por desgracia, en estos momentos, solo tenía un pez, como único habitante. Como desde toda mi vida había dormido en este cuarto con el ruido de la pecera, él era natural y no me molestaba, era como si ni estuviera en la habitación.
Lo que siempre me molestaba con respecto a los ruidos en la noche eran los ruidos de afuera porque aunque la ventana estuviese cerrada y la persiana baja yo escuchaba todo lo que pasaba calle, los autos, las personas que se pasaban hablando, las motos con ese ruido insoportable que te taladra la cabeza y la música. Música que provenía de la casa de algún vecino en ocasión en que este hiciera una fiesta. Esto no era habitual pero cuando sucedía era como si estuviera durmiendo en el medio de la calle, pero por suerte mi barrio es muy tranquilo y no se escuchan tantos ruidos habitualmente por lo que siempre he podido dormir tranquila.
Pero parecía que esa noche todo el mundo o nada mas mis vecinos de enfrente estaban contra mi. Porque justo esa noche tenia acostarme temprano para poder levantarme temprano y hacer todo lo que ya conté. Justo esa noche fue que se les dio por hacer una fiesta a mis vecinos de enfrente. No hicieron una de esas fiestas que son cualquier cosa hicieron una fiesta con muchos invitados, mucha música y mucho alboroto.
Pensé que no duraría tanto por lo que me puse a cantar en vos baja las canciones que conocía e imaginarme como estarían bailando los invitados. Pasaron casi todas las canciones que yo conocía así que me cante la vida. Una de las canciones era de “Ella es tan cargosa”, otra de “Shakira”, otras de “Los Piojos” y varias de los “Los Tipitos”. No faltaron las canciones de cumbia, que me sabia por culpa de mis amigas que son fanáticas.
En algún momento de la noche se me dio por mirar el reloj despertador y me di cuenta que ya era lunes, era la 1:00 de la madrugada y me había pasado gran parte de la noche cantando sin pegar una solo ojo. En la mañana estaría de mal humor así que cerré los ojos e intenté dormir pero empezaron a pasar una canción que me encanta de “Ella es tan cargosa” que se llama “Llueve” y es mas fuerte que yo, siempre que la escucho la tengo que cantar. Entonces me propuse a mi misma que esa seria la última canción que cantaría y que luego me dormiría, y así fue como solo cumplí la primera parte de mi propuesta porque luego de cantar la canción no me pude dormir, pero por culpa de la música que provenía de la fiesta, lo intente todo , taparme la cabeza con la almohada, ponerme boca a bajo, ponerme boca a bajo con la almohada en la cabeza, cerrar los ojos con furia, colocarme tapones de algodón en los oídos entre miles de cosas mas pero nada funcionaba no tenia opción alguna para poder dejar de escuchar la música y poder dormir tranquila.
Me puse a pensar si desde el cuarto de mis papas, la música, se escucharía así de fuerte y si ellos también estarían en mi misma condición. Cuando terminé de preguntármelo se escucho un ronquido proveniente de la habitación de alado que, es la de mis papas, la situación me causo gracia. La risa se me fue en muy pocos segundos ya que otra vez miré el reloj y me di cuenta que habían pasado dos horas. Eran las 3:00 de la madrugada, me puse como loca cuando vi el reloj despertador y me di cuenta que dentro de cuatro horas me tendría que levantar.
Muy pero muy enojada me tape con la sábana hasta la cabeza, cerré los ojos, me concentré en dormirme. De repente, como por milagro, la música se paro y un silencio invadió mi cuarto era lo mas sensacional que me pudo pasar en ese momento, cerré los ojos, suspiré muy fuerte como si me hubieran quitado un peso enorme de encima, la música ya no se escuchaba, todo era calmo pero de repente empecé a escuchar a mi vecino que parecía que estaba dando un discurso, como si fuese el presidente, como siempre escucho todo lo que pasa afuera pude distinguir que decía:
-Gracias a todos por venir hoy, estoy muy agradecidos de que hallan asistido a la fiesta de mi esposa Lorena que los quiere a todos al igual que yo.
Entonces luego de esas palabras se escucharon aplausos, gritos, chiflidos, entre otras cosas exageradas que me aturdían. Yo tenía mucha paciencia ya que ese parecía ser era el final de la fiesta y luego de ese discurso aburrido todo acabaría y todos los invitados se marcharían a sus hogares y yo podría dormir tranquila.
-Ahora quiero que todos le cantemos el muy feliz cumpleaños a mi queridísima esposa Lorena
-Qué los cumplas feliz!
-Qué los cumplas feliz!
-Qué los cumplas Lorena
-Qué los cumplas feliz!
Nunca había escuchado un feliz cumpleaños tan agudo y desafinado como el de ese día. Miré el reloj despertador para ver que hora era ya que la estrofa la habían cantado como unas 17 veces y me di cuenta de que había pasado media hora.
Finalmente desde la casa de los vecinos no se escucho nada mas, la fiesta había terminado cerré los ojos, acomodé mi almohada y me empecé a dormir y de repente cuando ya parecía que todo había terminado, la música de la casa de enfrente volvió a escucharse desde mi cama. No lo podía creer, mis ojos se abrieron como platos al volver a escuchar la canción de ¨tatú¨. En este momento yo estaba muy enojada, me paré de la cama porque no podía mas empecé a golpear el piso con toda mi furia y mi enojo. Estaba tan enojada y tenia muchos deseos de poder dormir al menos una horas. Pero la fiesta aún no terminaba se seguían escuchando las voces de la gente que cantaban las canciones y de fondo mas música que, en este momento, mi cabeza estaba aturdida.
Lo que yo realmente quería era dormir, soñar con los pajaritos, introducirme en otro mundo, un mundo en el que solo podemos estar cuando dormimos. Paso media hora mas, eran las 4:00 de la madrugada y ya habían pasado cinco canciones más. De repente descubrí que sentía como una lágrima me corría por la mejilla. Con la mano me la quite, sentía tanta ira que podía romper cualquier cosa.
Comencé a pensar en otra cosa, imaginé un mundo donde yo pudiera dormir al aire libre con la mejor cama y las mejores almohadas que nadie pudiera tener en el mundo en un lugar de ensueño rodeado de un silencio espectacular donde lo único que se escuchara fuera el viento entre los árboles como un débil silbido. El sueño era imposible, la hora pasaba y por mas que imaginase lo que sea o me colocara en la forma que sea no podría dormirme por la maldita música que me re sonaba en las orejas.
Mientras pensaba en todas las formas que había utilizado me di cuenta de que estaba perdiendo tiempo que fuera la hora que fuese tendría que aprovechar el tiempo porque el tiempo es un recurso que en algún momento se termina y yo no estoy para perder tiempo. Entonces decidí escribir un cuento, que es algo que me encanta hacer. Me bajé de la cama, prendí el velador de mi mesita de luz y agarré la computadora. Me senté en la cama blandita y empecé a escribir:
“Eran las 12:00 de la noche,… “
FIN
Lo que yo realmente quería era dormir, soñar con los pajaritos, introducirme en otro mundo, un mundo en el que solo podemos estar cuando dormimos. Paso media hora mas, eran las 4:00 de la madrugada y ya habían pasado cinco canciones más. De repente descubrí que sentía como una lágrima me corría por la mejilla. Con la mano me la quite, sentía tanta ira que podía romper cualquier cosa.
Comencé a pensar en otra cosa, imaginé un mundo donde yo pudiera dormir al aire libre con la mejor cama y las mejores almohadas que nadie pudiera tener en el mundo en un lugar de ensueño rodeado de un silencio espectacular donde lo único que se escuchara fuera el viento entre los árboles como un débil silbido. El sueño era imposible, la hora pasaba y por mas que imaginase lo que sea o me colocara en la forma que sea no podría dormirme por la maldita música que me re sonaba en las orejas.
Mientras pensaba en todas las formas que había utilizado me di cuenta de que estaba perdiendo tiempo que fuera la hora que fuese tendría que aprovechar el tiempo porque el tiempo es un recurso que en algún momento se termina y yo no estoy para perder tiempo. Entonces decidí escribir un cuento, que es algo que me encanta hacer. Me bajé de la cama, prendí el velador de mi mesita de luz y agarré la computadora. Me senté en la cama blandita y empecé a escribir:
“Eran las 12:00 de la noche,… “
FIN
Autora: Melisa
Este cuento salio en 3 lugar en un concurso :)

melii buenisimoo elc cuentooo!!
ResponderEliminar"son las 3:00 de la amdrugadaa... " ajaja no enserioo...sn las 3:oo de la mañanaa y yo estoy leyendoo tu cuentoo, es re de tu vidaa reall,, pasas todo loo qe cntaste en tu cuentoo i yo antes no lo habiaa leidoo,
,me re enganchee jaja :)nbesitoss te amoo
camii