16 abr 2009



Mis deseos en el viento

Siempre que encontraba uno pedía un deseo. Podían pasar horas enteras tratando de atraparlo en el jardín de mi casa pero lo que nunca me podía pasar era que se me escapara de entre mis manos sintiendo como rosaba mis dedos. Si sucedía tendría que verlo alejarse con el viento. Lo vería volando hacia algún lugar sin haber podido pedir mi deseo. Si o si debía tomarlo con la mano sin aplastarlo ni romperlo, lo tomaba con mi dedo pulgar y el índice, cerraba los ojos con fuerza y alzaba la mano al cielo para poder pedir un deseo, un deseo que recorrería el mundo siendo arrastrado por el viento. Aquello, tenia en su centro, pequeño y delicado que resistía el viento, muchos deseos que, otros como yo, que lo habían visto pasar, también lo habían tomado con sus manos delicadamente para que no se rompiera e igual que yo cerraron sus ojos y alzaron sus manos al cielo para pedir un deseo, un deseo que como el mío recorrería el mundo siendo arrastrado por el viento. Siempre que veía pasar uno comenzaba el atardecer, el momento en el que el sol ya esta por caer y la luna comienza a llegar al cielo y yo acabo de terminar mi larga y delicada siesta en la que siempre sueño que recorro el mundo arrastrada por el viento. Como siempre cuando lo veía lo intentaba atrapar con locura, era como la lucha contra el viento para ver quien lograba quedárselo y poder ganar un deseo. A mí nunca se me escapaba siempre lograba tomarlo con la mano sin aplastarlo ni romperlo, lo tomaba con el dedo pulgar y el índice mientras cerraba los ojos con fuerza y alzaba la mano al cielo para poder pedir un deseo. Luego con la mayor esperanza de que mi deseo se cumpla alzaba ambos brazos al cielo y lo lanzaba para devolverlo al viento, que muy alegre se lo empezaba a llevar con gracia y elegancia hacia alguna parte del mundo con mi deseo en su interior, siendo arrastrado por el viento.

Autora: Melisa

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